Entrevista Francesco Cuzzolin
Tener un sistema de datos compartido y estructurado no reemplaza la comunicación abierta y continua.
Desde la creación de este proyecto hemos estados muy interesados y siguiendo de cerca cómo las grandes organizaciones deportivas comenzaban a crear la figura del Director/a de Rendimiento. Esto nos ha llevado a charlar con diferentes profesionales alrededor del mundo sobre esta figura.
Esta publicación es parte de estas conversaciones. Una charla asincrónica con Francesco Cuzzolin, Director de Rendimiento del Olimpia de Milano.
Si quieres leer la entrevista original en inglés puedes hacerlo aquí.
¿De qué hemos hablado?
Rol del Jefe de Rendimiento en el Baloncesto.
Perspectiva Holística sobre el Rendimiento.
Densidad Competitiva y Gestión de Carga.
Trabajo dentro de la Asociación de Jugadores y sus Objetivos Profesionales.
Futuro del Rendimiento desde una Perspectiva Holística y Tareas Pendientes.
Francesco, muchas gracias por aceptar responder a nuestras preguntas. Los profesionales detrás de este proyecto provienen del mundo del baloncesto y se esfuerzan por mejorar el rendimiento en él, por lo que estamos muy felices de compartir algunas reflexiones sobre este tema.
¡Es un placer! Me siento honrado de contribuir a vuestro emocionante proyecto. Compartir conocimientos y experiencias dentro de nuestra comunidad siempre ha sido una parte clave de mi trayectoria profesional.
En tu rol como Jefe de Rendimiento, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta un Jefe de Rendimiento en un equipo de baloncesto de élite?
Como Jefe de Rendimiento en un equipo de baloncesto de élite, los principales desafíos giran en torno a gestionar las cargas de entrenamiento para optimizar el rendimiento, equilibrar la preparación física y el desarrollo técnico individual con las necesidades del equipo, e implementar una estrategia compartida y sostenible de reducción de lesiones. Garantizar que los jugadores se mantengan competitivos y libres de lesiones a lo largo de una temporada larga y estresante es crucial.
Otro desafío clave es integrar la toma de decisiones basada en datos con el elemento humano. Si bien confiamos en métricas avanzadas y tecnología, entender las necesidades individuales, la mentalidad y la respuesta de cada jugador al entrenamiento es igual de importante. Los datos que recopilamos diariamente se simplifican y se estructuran, asegurando que cada miembro del equipo pueda interpretarlos y traducirlos en estrategias prácticas y personalizadas.
Un Jefe de Rendimiento también debe invertir un esfuerzo significativo en fomentar la colaboración. Alinear al personal médico, entrenadores de fuerza y acondicionamiento, nutricionistas, psicólogos deportivos y entrenadores técnicos bajo una visión unificada no siempre es fácil, pero es esencial para el éxito a largo plazo.
Finalmente, la adaptabilidad en un mundo tan complejo como el baloncesto profesional es un requisito constante. El éxito en este rol significa ser proactivo, estratégico y capaz de ajustar los planes mientras se mantiene una visión clara para el desarrollo de los jugadores y el equipo.
Como colectivo, cada vez tendemos más hacia un enfoque holístico del rendimiento. ¿Cómo se traduce esto en el conocimiento que debe tener un Jefe de Rendimiento? ¿Y cómo influye este enfoque holístico en la toma de decisiones al intervenir?
Un enfoque holístico del rendimiento requiere una base de conocimientos amplia e integrada, que va más allá del acondicionamiento físico tradicional. Hoy en día, la experiencia debe abarcar áreas como la biomecánica, la ciencia de la recuperación, la nutrición, la psicología y el análisis de datos, entre otros campos clave. Sin embargo, el verdadero desafío no es solo adquirir este conocimiento, sino sintetizarlo eficazmente en una estrategia cohesiva que satisfaga las necesidades individuales de los jugadores y los objetivos del equipo.
Esta perspectiva holística da forma fundamentalmente a la toma de decisiones. En lugar de tratar la preparación física, la prevención de lesiones y la recuperación como elementos separados, los vemos como factores interconectados. Al considerar estas múltiples dimensiones, las intervenciones se vuelven más precisas y efectivas. Además, este enfoque enfatiza la colaboración. Un Jefe de Rendimiento debe actuar como un puente entre diferentes especialistas, asegurando que cada intervención esté alineada con el panorama general.
Dada la naturaleza multidisciplinaria de un equipo de rendimiento, ¿cómo logras coordinar el trabajo entre entrenadores, preparadores físicos, fisioterapeutas y médicos?
Coordinar un equipo de rendimiento requiere un enfoque estructurado pero flexible, donde la comunicación, una visión compartida y la claridad de roles son clave. En nuestra organización, aplicamos el principio de las 3 R: Roles, Reglas y Responsabilidades. Para que esto sea posible, hemos establecido un marco común, un modelo de rendimiento que rastrea información diaria sobre el equipo, asegurando que nuestras elecciones y estrategias estén objetivamente alineadas. Esto permite que cada especialista, ya sea entrenador, fisioterapeuta, médico o preparador físico, trabaje hacia los mismos objetivos generales en lugar de operar de manera aislada.
La tecnología desempeña un papel crucial, con plataformas de datos centralizadas que ayudan a monitorear la carga, la recuperación y el riesgo de lesiones en tiempo real, asegurando que las decisiones sean proactivas en lugar de reactivas. Sin embargo, tener un sistema de datos compartido y estructurado no reemplaza la comunicación abierta y continua. Reuniones diarias, informes pre y post entrenamiento, y reuniones estructuradas mensuales nos permiten alinearnos sobre el estado de los atletas, ajustar cargas de trabajo y anticipar problemas antes de que escalen.
Mientras que la colaboración es esencial, la claridad de roles es igualmente importante. Cada profesional debe comprender sus responsabilidades específicas y saber cuándo intervenir. El Jefe de Rendimiento actúa como un puente, traduciendo datos médicos en modificaciones de entrenamiento accionables, equilibrando la preparación física con las necesidades técnico-tácticas, y mediando entre diferentes perspectivas. Por último, la confianza es fundamental. Los mejores equipos prosperan cuando cada especialista respeta y valora la experiencia de los demás. No se trata de demostrar quién tiene razón o no; a veces significa cuestionar las opiniones de los demás, pero siempre trabajando hacia una solución común que beneficie al atleta y al equipo.
Con la creciente densidad competitiva en el calendario del baloncesto profesional, ¿cómo se puede manejar la fatiga sin comprometer el rendimiento? ¿Cuáles son las métricas o indicadores clave que utilizas para evaluar el estado de los jugadores y monitorear la posible fatiga?
Manejar la fatiga en un calendario de baloncesto exigente requiere equilibrar el mantenimiento del rendimiento con la prevención de sobrecargas. En mi opinión, varios aspectos clave deben gestionarse eficazmente para obtener los mejores resultados, priorizándose de la siguiente manera:
Gestión de la carga individualizada: no todos los jugadores responden al estrés físico, cognitivo y emocional de la misma manera. Ajustar las cargas de trabajo según la posición, el estilo de juego y el historial de lesiones asegura que no sobrecarguemos a ciertos atletas mientras también proporcionamos suficiente carga de trabajo para quienes tienen menos tiempo en cancha.
Priorización de la recuperación: la recuperación no es pasiva, es un proceso activo. Monitoreamos de cerca la calidad de la recuperación de los jugadores, incluyendo el sueño, el dolor muscular y el estado de ánimo. Evaluaciones frecuentes de la composición corporal nos ayudan a adaptar las estrategias de nutrición, hidratación y suplementación. Además, educamos a los jugadores sobre la recuperación y proporcionamos modalidades específicas como terapia de frío, masajes y compresión. La aceptación por parte del jugador es crucial, ya que las respuestas individuales a las estrategias de recuperación varían. Entender lo que funciona mejor para cada jugador es esencial.
Microdosificación de las cargas de trabajo: la participación en los juegos varía entre jugadores, lo que lleva a situaciones donde quienes más se necesitan en los partidos apenas tienen tiempo para entrenar. Para contrarrestar esto, en lugar de sesiones largas y agotadoras, incorporamos períodos cortos de entrenamiento de alta calidad que ayudan a mantener la forma física sin añadir fatiga innecesaria.
Con los actuales calendarios de los equipos de alto nivel, gran parte de nuestro enfoque está en la gestión de la carga y el descanso entre competiciones. ¿Cuáles son los errores más comunes que se cometen al gestionar la carga y el descanso de los jugadores?
En equipos de alto nivel, gestionar la carga y el descanso de los jugadores no siempre es fácil, especialmente cuando los resultados y la presión que los rodea influyen en las decisiones. Sin embargo, hay varios errores comunes que a menudo se cometen en este ámbito:
Énfasis excesivo en la recuperación pasiva y el tiempo de descanso: como mencioné antes, la recuperación debe ser un proceso activo, enfocándose en estrategias que restauren de manera efectiva los estados físicos y mentales de los jugadores, como la optimización del sueño, la nutrición y las terapias específicas. Confiar demasiado en el descanso pasivo sin incorporar estas estrategias activas puede impedir una recuperación completa.
Falta de individualización en la gestión de la carga: cada atleta responde de manera diferente a las cargas de trabajo. Un error común es aplicar un enfoque uniforme a la gestión de carga y descanso. Lo que funciona para un jugador en términos de intensidad de entrenamiento o necesidades de recuperación puede no ser efectivo para otro. Es crucial personalizar tanto la carga como las estrategias de recuperación según la posición del jugador, su historial de lesiones, condición física e incluso factores emocionales o cognitivos.
Enfocarse en el rendimiento de un solo partido sin considerar la fatiga acumulativa: los equipos a menudo se centran demasiado en el rendimiento de un partido individual y pasan por alto el efecto acumulativo de la fatiga a lo largo del tiempo. Desde mi experiencia, la relación de carga aguda-crónica es crucial aquí, ya que es una herramienta valiosa para optimizar la planificación individual de la carga.
Pasar por alto la fatiga mental y el estrés: la gestión de la carga a menudo se ve solo desde una perspectiva física, pero también se debe considerar la fatiga mental y el estrés de los jugadores. La presión de los partidos consecutivos, los viajes y el impacto emocional de la competición pueden afectar significativamente el rendimiento y la recuperación.
Falta de herramientas de monitoreo consistentes: sin las herramientas adecuadas para monitorear la carga y la recuperación de los jugadores, las decisiones sobre los períodos de descanso pueden ser inexactas. Los enfoques basados en datos, como la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), el RPE, la calidad del sueño y el dolor muscular, son cruciales para entender el estado actual de cada jugador, pero solo si se utilizan de manera constante.
En tu experiencia, ¿qué estrategias han resultado ser más efectivas para reducir el riesgo de lesiones durante temporadas largas y exigentes?
En mi experiencia, no hay una única estrategia que funcione por sí sola; es la combinación de múltiples factores lo que realmente marca la diferencia. Creo firmemente en un enfoque multidisciplinario para la reducción del riesgo de lesiones, donde cada detalle importa. Cada profesional involucrado en una organización de élite tiene un papel que desempeñar en este proceso.
Desde algo tan fundamental como asegurarse de que la cancha esté limpia antes y durante los entrenamientos y partidos, hasta implementar un programa adecuado e individualizado de entrenamiento de fuerza; desde diseñar una rutina de calentamiento efectiva hasta personalizar las estrategias de enfriamiento para cada jugador, cada elemento cuenta.
La gestión de la carga de entrenamiento, la rotación de jugadores y la recuperación también desempeñan roles cruciales, pero nuevamente, la clave está en enfocarse en los detalles. Si limitamos nuestra atención a solo unas pocas estrategias que consideramos las más efectivas, corremos el riesgo de ser superficiales en nuestro enfoque. Se trata de crear un sistema integral y holístico que aborde todos los aspectos del cuidado de los jugadores, con el objetivo de minimizar el riesgo de lesiones a lo largo de una temporada exigente.
Dentro de la Asociación de Jugadores de la EuroLeague (ELPA), ¿cuál es tu rol y cuáles son los principales objetivos que buscas alcanzar en esa posición?
Tengo el honor de formar parte del PAB (Performance Advisory Board) de ELPA. Es un grupo internacional increíble de profesionales con una amplia experiencia en el baloncesto de élite. La misión del PAB de ELPA es mejorar la vida profesional de los jugadores interpretando y compartiendo la información más reciente y práctica sobre entrenamiento, recuperación, rehabilitación, gestión del rendimiento, psicología, nutrición y cualquier otro aspecto que contribuya al objetivo principal: maximizar la duración y el éxito de la carrera de cada jugador.
¿Qué cambios consideras importantes para buscar un equilibrio entre el rendimiento deportivo, la salud y la longevidad de los jugadores?
Lograr un equilibrio entre el rendimiento deportivo, la salud y la longevidad comienza involucrando y educando a los jugadores en el proceso, no como simples receptores pasivos del conocimiento de los profesionales, sino como participantes activos. La carga de entrenamiento, la recuperación y la prevención de lesiones de cada jugador deben adaptarse a sus necesidades individuales. Sin embargo, si su estilo de vida no se alinea con el de un atleta profesional, cualquier estrategia puede resultar ineficaz.
Los jóvenes atletas a menudo carecen de la madurez para gestionar completamente sus vidas profesionales, que también son su negocio. Esta comprensión llega con el tiempo, y deben ser alentados, no forzados, a asumir la responsabilidad de su salud. Por último, fomentar la colaboración entre equipos multidisciplinarios de entrenadores, personal médico y expertos en fuerza es crucial para garantizar que los objetivos de rendimiento estén alineados con la salud a largo plazo y la sostenibilidad de la carrera.
¿Cuáles son las principales tendencias que, en tu opinión, darán forma al futuro del rendimiento en el baloncesto profesional?
El futuro es ahora, porque la innovación en tecnología y metodología está evolucionando a un ritmo sin precedentes. Los avances en inteligencia artificial y tecnología portátil ya están permitiendo el monitoreo en tiempo real de la fatiga de los jugadores, la biomecánica y la recuperación, lo que lleva a una gestión de carga más precisa. El entrenamiento y la recuperación personalizados se convertirán en el estándar, optimizando el rendimiento y minimizando el riesgo de lesiones.
El aspecto mental del rendimiento recibirá aún más atención, con el monitoreo no invasivo del córtex prefrontal proporcionando datos objetivos para el entrenamiento cognitivo y la gestión de la carga psicológica. Además, los avances en la ciencia del sueño y la nutrición, incluida la investigación sobre la microbiota y la epigenética, permitirán estrategias aún más individualizadas para mejorar tanto el rendimiento como la recuperación.
Muchas gracias por tu tiempo y por compartir esta perspectiva de alto nivel sobre el rendimiento con tu amplia experiencia.
Estoy agotado, responder a 14 preguntas sobre mi trabajo se siente como escribir mi autobiografía… ¡Es broma! Gracias por darme la oportunidad de profundizar en mi rol, visión y misión como Jefe de Rendimiento en el baloncesto de élite. Espero que mis respuestas generen buenas discusiones dentro de nuestra comunidad y ayuden a impulsar nuestra profesión a todos los niveles.
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