¿Y si tuvieras poco tiempo para entrenar a los mejores deportistas del mundo?
¿Qué piensas al ver una sesión de fuerza inmediatamente después un partido NBA?
Estas últimas temporadas se ha popularizado en Internet vídeos de jugadores de la NBA realizando sesiones de fuerza inmediatamente después del partido. Esto ha llamado la atención de aficionados y profesionales de las ciencias del deporte, quienes se preguntan si aplicar estos estímulos post competición tiene algún tipo de beneficio.
¿Por qué entrenan la fuerza justo después del partido? Incluso jugadores que han jugado más de 30 minutos
Te dejamos aquí algunos ejemplos que se han hecho virales:
Dallas Mavericks:
Phoenix Suns:
Daniel Bove, Director de Rendimiento de New Orleans Pelicans, explica que esta metodología se fundamenta en una idea que él mismo denomina “high days to be high and low days to be low” en su libro The Quadrant System. La idea que subyace a esta afirmación es que los días de alta exigencia física se deben aprovechar para aportar estímulos intensos a los jugadores, mientras que los días de descanso o recuperación deben ser aprovechados para esto. Es por este motivo que el día de partido (máxima exigencia específica) se aprovecha para incluir la sesión de fuerza, con ciertas características y justificaciones. Este tipo de estímulos pequeños y sin ser grandes sesiones de fuerza, se utilizan a través de micro dosis a lo largo de la temporada que ayuden a poder buscar las adaptaciones deseadas.
Aglutinar en el mismo día de partido pequeños estímulos de fuerza (mayor carga añadida a la de partido), para permitir que los días de bajar carga sean realmente de la menor carga posible
Si observamos la evolución de las principales ligas deportivas del mundo, vemos que existe una tendencia al aumento de partidos por temporada, además de una mayor cantidad de viajes y kilómetros recorridos. Esto está dificultando realizar entrenamientos de alta calidad que permitan desarrollar deportistas robustos capaces de tolerar tales exigencias. Este es el el contexto específico que ha motivado a profesionales de talla mundial como Daniel Bove a proponer métodos como este.
Actualmente no se dispone de la evidencia suficiente para poder conocer cómo impactan estos estímulos en el deportista, si favorecen un mejor rendimiento físico, inducen una pronta recuperación al disponer de días completos para descansar, etc. Por este motivo es relevante seguir investigando qué efectos efectos producen este tipo de intervenciones y cómo se puede aplicar a estas y otras poblaciones. Estos métodos, que en un principio podrían considerarse exclusivos para contextos élite como el de la NBA, podrían ser una estrategia válida a exportar a otros niveles competitivos en los deportes de equipo. Practicantes amateurs o jóvenes deportistas en programas de desarrollo del talento que conciliar una práctica deportiva de alta exigencia con la vida profesional/académica y personal podrían beneficiarse de propuestas como esta.
Pero lo que tenemos claro en Road to Performance es que es mejor entrenar la fuerza a no hacerlo, sea con pantalones o con una toalla de hotel en la cintura.